El dios de la guerra, Mars, prospera en el corazón de la lucha, protegido por un grueso escudo mortal, mientras ensarta a los enemigos con su legendaria lanza. Se deleita en enfrentarse a oponentes en una arena rodeada de lanceros leales, que garantizan que nadie se escapa y que, independientemente de las adversidades a las que se enfrente, como dios de la guerra él puede dictar los términos de la batalla, sabiendo que la multitud siempre estará de su lado.