Regresa a la Era del Hueso
En una época perdida incluso en su propia memoria, Ostarion alimentó su ansia de vida eterna no con esencia espectral, sino con una cosecha de huesos casi interminable. Las paredes de su palacio estaban formadas de huesos carbonizados; las calles estaban pavimentadas con huesos de todo tipo de criaturas y de cada enemigo. Y los seres de carne que entraron en este dominio fueron muy cuidados, porque el Rey era ante todo un coleccionista, y nada se movía en el Imperio de los Huesos sin invocar la mirada inquebrantable de sus ojos.