Grimstroke, experto en manipular la batalla desde la periferia, estudia cada movimiento, evalúa cada línea y decide cuándo salir de la oscuridad para incapacitar a sus víctimas y atarlas con un golpe de su pincel. Se deleita liberando esclavos fantasmas para hostigar a sus oponentes, mientras analiza cuidadosamente cómo despachar a varios enemigos con una pincelada final.
Agraciado, sofisticado, astuto y cruel, Grimstroke canaliza viles fuerzas a través de la tinta profana de su pincel rúnico. Preparado desde muy joven para convertirse en el guardián de su pueblo, el camino hacia el poder de Grimstroke se basó en un sacrificio que estaba muy dispuesto a hacer: la vida de toda su raza. Consumidos por la misma magia que estaba destinada a protegerlos, los familiares de Grimstroke ahora solo existen como espectros de tinta unidos para siempre a su pincel, cuyos gritos angustiados y formas viscosas son aparentes en los trazos de cada mural oscuro que crea.
Grimstroke rota y pinta un camino de tinta con su pincel que daña y ralentiza a los enemigos a su paso. El daño aumenta con cada enemigo al que golpea la tinta.
Grimstroke ordena a un fantasma que se agarre a su enemigo, dañándolo y silenciándolo. Si sobrevive hasta el final de la duración, desgarra a la víctima para causarle graves daños y restablece el tiempo de recarga de Abrazo Fantasma.
Grimstroke se cubre a sí mismo o a un aliado con tinta, silenciando al objetivo mientras otorga velocidad adicional e inmunidad a los ataques. La tinta daña a los enemigos cercanos con el tiempo antes de explotar, dañando y aturdiendo en el área en función de la cantidad de daño que causó por el camino.
Grimstroke ata a un héroe enemigo con su héroe aliado más cercano dentro del alcance, lo que impide que cada uno se aleje del otro. Los hechizos dirigidos a unidades que golpeen a cualquiera de los dos héroes afectarán a ambos. Si el vínculo se rompe antes de agotarse el tiempo, el objetivo inicial volverá a atarse con su héroe aliado más cercano dentro del alcance.